La defensa del maquinista Marcos Córdoba insistió hoy en deslindar la responsabilidad de su cliente en el choque de trenes de Once de 2012, y puso la lupa en la "falta de coherencia entre toda la documentación que obra en la causa", en la "desidia" de la empresa concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA) y en la "laxitud" de los controles.
En este contexto, afirmó que su defendido "hizo todo lo que debía", subrayó que "no actuó con negligencia ni imprudencia" y planteó que quienes buscan cargar sobre él con la responsabilidad de la tragedia "parten de una premisa falsa, que es que las condiciones del tren eran óptimas".
Así lo hizo la abogada Valeria Corbacho en el marco de la segunda fase de su alegato en el juicio oral y público que se sustancia en los Tribunales Federales de Comodoro Py, en el que su defendido es uno de los 28 imputados juzgados por el choque del tren "chapa 16" del ferrocarril Sarmiento que colisionó contra la cabecera del andén en la estación Once y causó la muerte a 51 personas y más de 700 heridos.
En ese marco, la defensa del maquinista señaló la "falta de coherencia entre toda la documentación" que obra en la causa, y sostuvo que "no hay información unívoca para saber cuál es, por ejemplo, la cantidad de kilómetros de cada uno de los coches" ni para conocer exactamente las revisiones a las que habían sido sometidos cada uno de los coches que integraba la formación.
Además, advirtió sobre los "laxos controles que se realizaban sobre la concesionaria" y sostuvo que, incluso, "un informe de la propia CNRT" señala que "la documentación que presentaba la concesionaria TBA en relación a los trabajos de mantenimiento no resultaba confiable, ya que la misma no se condecía con la surgida de las inspecciones que se realizaban".
"Lo único verdadero es que las falencias en el tráfico ferroviario eran gravísimas y la prueba al respecto es contundente", consideró Corbacho en el alegato de su defendido, quien enfrenta un pedido de tres años y ocho meses de prisión.
La defensa de Córdoba volvió a cargar contra "la ineficiencia y la displicencia en la tarea de seguimiento y control que realizaba la CNRT y, por ende, en la Secretaría de Transporte", sobre quien recaía su contralor.
También, indicó que la situación en la que circulaba el tren que protagonizó el accidente no constituía la excepción sino que se trataba "de un tren estándar que salía a prestar servicio en la línea Sarmiento a diario".
En un tramo apuntó también contra el maquinista que había conducido esa formación inmediatamente antes que Córdoba, quien -sostuvo- le dijo a su defendido, cuando hizo el traspaso del servicio, "que no había ninguna anormalidad sólo que, a medida que el tren se iba llenando, le costaba frenar, lo que implicaba que tenía que frenar antes".
Se trata de Leandro Andrada, el motorman que había manejado la formación "chapa 16" antes que Córdoba, y que el 8 de febrero del 2013 murió baleado en el marco de un supuesto asalto cuando esperaba el colectivo 269 que lo dejaba en la estación Castelar, para ir a trabajar.
"Conforme a su experiencia y a la forma en que conducía, comandar una formación con esos estándares, era algo habitual para Andrada porque no se lo consideraba una falla sino una característica de esta formación que frenaba distinta a las otras, con lo cual ninguna otra precisión fue indicada a Córdoba", sostuvo Corbacho.
Tras casi tres horas de exposición, el Tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta las 14, cuando la defensa del maquinista continuará con su alegato.
Fuente: Telam