En el gobierno de María Eugenia Vidal enfurecieron con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, la semana pasada cuando despertaron con la noticia de un accidente ferroviario en la localidad de Rawson, partido de Chacabuco.
Es que desde hace siete meses en el gobierno bonaerense intentan articular con Nación la transferencia de la empresa Ferrobaires al gobierno nacional. Sin embargo, desde Transporte vienen poniendo trabas y dilatando cualquier avance en esa transferencia.
El traspaso de la empresa a la órbita nacional es una salida a la crisis estructural que atraviesa Ferrobaires desde hace años. Y no es una idea de Vidal.
En 2007, el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, firmó con el entonces gobernador bonaerense, Felipe Solá, un convenio por el cual se iniciaría el proceso de transferencia de la empresa a la órbita nacional. Por entonces, Trasporte formaba parte del mega ministerio que controlaba De Vido y esa área pasó a Interior en 2012, tras el accidente en la estación de Once en el que fallecieron 51 personas.
El convenio de 2007 había sido ratificado por una resolución del ministerio y un decreto del gobierno provincial. Pero, además, fue ratificado por la Legislatura bonaerense a través de la ley 13.705 sancionada en julio de ese año.
El convenio establece la creación de una Unidad Operativa de Transferencia conformada por funcionarios de Nación y Provincia quienes en un plazo de 180 días deben realizar un relevamiento en toda la red concesionada; establecer el estado de situación de los ramales; definir el plan general de inversiones y realizar un relevamiento del personal.
Este último punto es clave, toda vez que el destino de los 2.700 trabajadores que tiene la empresa es uno de los temas más sensibles de cara a una trasferencia de la empresa.
El problema es que en la estructura de Ferrobaires conviven resabios del duhaldismo y barras de la hinchada de Banfield controladas por Alberto Trezza.
Esa estructura de poder controla Ferrobaires desde 1993, cuando Eduardo Duhalde (entonces gobernador) crea la empresa y designa a un hombre de máxima confianza, Trezza, como presidente del nuevo organismo.
El funcionario permaneció en la empresa hasta febrero de 2000. Luego lo sucedieron funcionarios nombrados por Carlos Ruckauf, Solá y Daniel Scioli, pero en el sector ferroviario coinciden en que la estructura de poder que Trezza montó en Ferrobaires permanece prácticamente inalterada.
Esos resabios del duhaldismo y barrabravas sumado a una estructura de la empresa completamente obsoleta conforman un coctel explosivo.
Por eso, desde el gobierno bonaerense aseguran que el objetivo de Vidal es avanzar en lo que ni Ruckauf, ni Solá, ni Scioli se animaron: separar definitivamente la estructura de poder que Trezza de la empresa. Pero agregan que es imposible cualquier avance sin la colaboración del gobierno nacional en la transferencia y la creación de la Unidad Operativa de Transferencia.
El estado de la empresa es crítico y de los tres destinos que cubría el año pasado (Mar del Plata, Bahía Blanca y Junín), ahora sólo quedan dos. “Mar del Plata lo eliminamos en diciembre porque no había garantías de seguridad”, dicen desde el gobierno.
Fuente: www.conurbanonline.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario