lunes, 5 de junio de 2017

Estación por estación, un viaje al devastado ramal a Brandsen que se ilusiona con revivir

A CUARENTA AÑOS DEL ULTIMO PASO DEL TREN, UN PROYECTO BUSCA RECUPERARLO
Vías e instalaciones ferroviarias destruidas o intrusadas conviven hoy con un rico acervo todavía en pie

Publicado en Edición Impresa Diario El Día










EN LOS MÁRGENES DE LAS VÍAS, EN BRANDSEN, ANTIGUAS FORMACIONES FERROVIARIAS SE DESVANECEN EN EL ABANDONO - ROBERTO ACOSTA

Por LAURA GARAT

Pasaron cuarenta años del último viaje en tren. Sin embargo, la laguna del tiempo no logró ahogar el recuerdo de aquel silbato mezclado con el rumor de la gente que colmaba cada estación. Habilitado el 1º de julio de 1883 con un toque de campana dado por Dardo Rocha para inaugurar el servicio, y clausurado algún día de 1977 -del que no se tiene un claro registro-, el ramal La Plata-Brandsen se revive en la nostalgia de los vecinos que conocieron sus enormes beneficios y también en el impulso de aquellos que pese a la dificultad que representa volver a hacerlo andar insisten, obstinados, en el proyecto.

Brandsen, La Parada, Gómez, Abasto, Romero, Hernández, Ringuelet, Tolosa, La Plata. En esa línea geográfica de la Región corría el tren con pasajeros y mercancías y le imprimía un ritmo propio a los pueblos intermedios situados entre una terminal y otra, y que fueron, en definitiva, los más perjudicados al cancelarse el servicio. Sin muchos recursos de supervivencia, aisladas hasta marginarse casi por completo, algunas de esas pequeñas comunidades que bordean una antigua estación sólo apuestan a recrearse con la vuelta del ferrocarril.

“Tomábamos el tren y en pocos minutos estábamos en el Hospital de Gonnet”, evoca un vecino de las afueras de Brandsen, retirado de la construcción, que adjudica gran parte de la escasez de obras en los alrededores de su pueblo a la falta de un ramal ferroviario que mueva albañiles y materiales. “Todos los fines de semana iba a bailar a La Plata”, trae a la memoria un jubilado que sigue reuniéndose con sus amigos todas las tardes en lo que fue la pulpería “El pato” y que no pudo con ella ni el paso de la ruta 215. Otros potenciales usuarios, más jóvenes pero que imaginan, por el decir de sus mayores, las bondades de ese medio de transporte, lamentan no contar con un servicio que trasladaría rápido y barato a estudiantes universitarios y trabajadores que viajan a esta ciudad en micros repletos de pasajeros y con muy pocas alternativas de horarios.

ESTACION POR ESTACION

En la estación de estilo inglés de Brandsen, donde se preservan hasta los teléfonos a manivela con los que el jefe avisaba al parador siguiente que desde allí ya salía la próxima formación, dos vías corren paralelas pero con grandes diferencias. Una, aunque no del todo activa porque el tren que pasa con destino a Mar del Plata o a Constitución, según el horario, lo hace sólo dos veces por semana para probar la resistencia de los durmientes, se ve impecable. La otra, que cruzan viejas señales oxidadas, es un camino truncado por pastizales y faltantes de hierro. Ese es el legendario ramal, el que funcionó durante casi un siglo y que, con igual suerte de otros servicios ferroviarios de la provincia de Buenos Aires, de un día para el otro fue historia.

Un viaje imaginario desde esa estación hasta el siguiente apeadero nos lleva por las vías hasta La Parada, un refugio de ladrillos pintados a la cal, en medio de un páramo salpicado por las construcciones de un caserío y una escuela -la 18-, desde donde sus autoridades han reclamado en más de una oportunidad la vuelta del tren. Aseguran quienes conocieron el lugar décadas atrás que, aunque al desabrigo del campo, en las épocas del paso del Roca la zona brillaba por el movimiento de gente de iba y venía entre los andenes.

Unos diez kilómetros más hacia La Plata y aparece Gómez, una estación típica de antaño, con sus puertas y ventanas del característico color verde, cuidada por un particular que no vive ahí pero dispone de la llave de entrada y en uso de alguna entidad que organiza actividades deportivas para los chicos de la zona. Enfrente se alinean una escuela, un puesto de vigilancia policial con dos efectivos y un móvil que atienden, sobre todo, los accidentes de las rutas que rodean el paraje, un mercadito y una hilera de viviendas. “Sin tren, lo único que tenemos es un micro a Brandsen, que viene a las 9, a la una de la tarde y a las seis de la tarde, y los 225 de la Oeste que nos llevan a La Plata pero con pocas frecuencias”, detalla una vecina y comerciante de la diminuta población de no más de 800 habitantes.

“Sin tren, lo único que tenemos es un micro a Brandsen, que viene a las 9, a la una de la tarde y a las seis de la tarde, y los 225 de la Oeste que nos llevan a La Plata pero con pocas frecuencias”

A partir ahí, siguiendo el viejo recorrido férreo la parada siguiente ya es platense porque pertenece a Abasto, donde la estación aunque intrusada desde hace años se ve sin deterioros profundos, más bien cuidada que abandonada.

Para el pesar de los vecinos apegados a la localidad del oeste platense, la estación de Melchor Romero está perdida. Arrasada su construcción por obra del vandalismo, y con asentamientos urbanos sobre sus vías, sólo quedan de ella las fotos mentales de quienes la conocieron en su esplendor. “Una calle ancha corría paralela a las vías, dos barreras que bajaban sus brazos, señales orgullosamente elevadas daban cuenta del tren que se acercaba, el sonar del silbato y una máquina resoplando vapor arrastraba tres vagones de pasajeros”. Así relata Susana Bautista, hoy vecina arraigada en City Bell, su infancia en el pueblo que creció entre el Hospital Alejandro Korn y la actividad generada por el ferrocarril, en un escrito que presentó en el Congreso de los Pueblos para impulsar medidas que jerarquicen la localidad. Hija y nieta de trabajadores ferroviarios, recuerda aquellos días “de gran revuelo en el andén, con personas que llegaban y otras que se iban mientras repicaba la campana que anunciaba la partida hacia el próximo destino”.

José Hernández, la última exclusiva del servicio hacia La Plata, es una de las privilegiadas en la Región. La mantiene una persona relacionada con el ferrocarril y ese vínculo, un poco laboral y otro poco afectivo, se refleja en el buen estado del viejo edificio y el prolijo parque que lo rodea.

Por ser parte de un servicio del Roca que no se clausuró -el que une la capital provincial con Constitución- las últimas estaciones intermedias, Ringuelet y Tolosa, al permanecer activas (no en estos días mientras se electrifica el sistema) zafaron del devastador efecto del cierre de un ramal.

“Hasta La Plata era otra cosa con la salida y la llegada del tren a Brandsen”, dice Raúl Moroni, integrante de la Junta Vecinal que promueve el regreso del servicio. “Diagonal 80 era un ir y venir de personas, con un movimiento impresionante. Se calcula que un 70 por ciento de la gente que entraba a la Ciudad lo hacía por el tren. Y ni hablar de la estación de Romero, que se convertía en un verdadero pasatiempo del pueblo”, añade el vecino de esa localidad que usaba el ramal para ir desde su casa hasta la Escuela Naval de Río Santiago, donde estudiaba. Y es que en 1 y 44, después de bajarse del convoy que había partido de Brandsen, se podía hacer un transbordo y llegar por las vías hasta Ensenada.

DIAGNOSTICO Y PROYECTO

Involucrada también con la iniciativa de reactivar un servicio que rodó durante 96 años y que hoy, según se estima, beneficiaría a unos 200 mil habitantes de la Región, la facultad de Ingeniería de la UNLP ya tiene un veredicto. Concluyó en estos días un estudio realizado por especialistas de la unidad académica y el informe preliminar del relevamiento llevado a cabo sobre los 44 kilómetros de traza, con la puesta en valor de las estaciones incluida, da respuesta a los arreglos a las vías existentes, el reemplazo de durmientes, los puentes, los pasos a nivel y los cruces por las rutas 2 y 6, entre otros detalles de la obra que debería encararse para poner en marcha de nuevo el tren. El proyecto costaría alrededor de 245 millones de pesos, pero no se contempla en esos números, la relocalización de las familias que ocupan las estructuras edilicias y los rieles del viejo ramal.

El decano de Ingeniería, Marcos Actis, adelantó que el trabajo será presentado formalmente, el 6 de julio, a días del aniversario de la inauguración original del servicio, en un acto que contará con la presencia del intendente platense, Julio Garro, y de su par de Brandsen, Daniel Cappelletti. “Es un informe con la misma matriz con la que hemos analizado otros ramales del país. Es un servicio que se puede recuperar si se apunta a recomponer su infraestructura, algo devastada. El tren no deja de ser uno de los mejores medios de transporte, ecológico, que sirve para descomprimir las rutas, en este caso, la 2 y la 6, de la gran cantidad de vehículos que hoy tienen, y que podría también operar, en horarios nocturnos, con la actividad del Puerto”, puntualizó Actis.

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