El próximo domingo 25 de junio, en el marco de la “Fiesta del Sol de Carlos Keen”, se inaugurará en el Centro Cultural y Turístico, la muestra de dibujo de la artista Alejandra Victoria de Falco, denominada “Dos estaciones y el tren”.
Allí, en los lugares en que el ferrocarril deja de circular, desarrolla su otra forma de existir: la resistencia.
Los vestigios materiales que ha dejado su paso en distintas localidades de nuestro país, que hoy ya no disponen de sus servicios parecen apenas un símbolo. Signos que introducen la formulación de la pregunta: "¿cuándo volverán?".
Las historias fundacionales, los modos culturales, las fisonomías propias (regionales), las distintas iniciativas económicas, van trazadas con la historia de la llegada del ferrocarril y su permanencia, siempre recordada como una época de bienaventuranza
Si cada lugar se individualiza por la particularidad de sus rasgos únicos, a su vez conforman una hebra de la trama mayor que es la historia del país, tejida en gran medida gracias a la contribución de un medio de transporte que posibilitó la comunicación sobre miles de km de vía, democratizando la posibilidad de viajar, desplazarse y conocer, y así poder valorar las propias riquezas, sin que esa posibilidad esté condicionada por el acceso o no a una clase económica, que pueda financiar hoy los elevados costos de los transportes privados.
La paradoja se cierne en la verdadera actualidad que tiene ese pasado, porque el presente se renueva, incorporándolo. No parece posible recorrer estos sitios sin encontrar la presencia ausente: una estación, los rieles...o escuchar sobre ella en cualquier conversación: el ferrocarril está en la historia de vida de la gente y es por ello que permanece. Como si se tratara de la enunciación de pertenencia a un determinado linaje, el pasado ferroviario se convierte en la imagen antigua constantemente aggiornada con que se autodefinen los lugares y gracias a la cual muchas veces, son conocidos en el resto de nuestro país, aunándolos.
Esa vigencia más que en las estaciones, los museos , y cada objeto más o menos conservado que tuvo lugar en su escena, resiste, sobrevive en la memoria colectiva. Es ella la que se niega a abandonar lo que fue bueno, y lo hace como un gesto espontáneo que se origina en la propia necesidad de identificarse y reconocerse.
Si el propósito de los ferrocarriles fue salvar distancias, generando vínculos sociales, me gustaría que las obras de esta muestra oficiaran de medio de transporte, un medio de transporte inclusivo como fue el tren.
Que Carlos Keen pueda viajar a Chubut, al pintoresco pueblo de Dolavon, de tradición galesa y pueda conocer sus sitios emblemáticos, su paisaje y algo de su historia y que de algún modo Dolavon pueda conocer al pueblo Carlos Keen por este mismo contacto, y saberse presente en el evento local, "La fiesta del sol" a más de 1000 km de distancia.
Que podamos seguir viajando, conociendo, valorando y así defender nuestro patrimonio cultural y el derecho a disfrutarlo y enriquecerlo.
Y conscientes de la importancia de ello, mantener la demanda activa del retorno del ferrocarril.
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