El jubilado ferroviario Miguel Ghiglino, junto a su nuera Patricia, su nieto Lorenzo y su hijo Héctor -de izquierda a derecha-
Por FRANCISCO LAGOMARSINO
No eran muchos, pero se hicieron notar. Mezclados con los paseantes, los ciclistas encaramados en los furgones, los estudiantes de regreso de visitar novias, los trabajadores dominicales, transitaron ayer los andenes de la Estación La Plata los apasionados por los trenes, los antiguos ferroviarios, los nostálgicos. Anoche, a las 21.10, el que fue -de cumplirse los anuncios oficiales- el último convoy con locomotora diesel partió desde 1 y 44 dejando atrás casi sesenta años de historia.
El acontecimiento, forzado por la decisión gubernamental de cerrar el ramal de la línea Roca entre nuestra ciudad y Constitución durante noventa días, para completar su electrificación, otorgó una chance definitiva a quienes buscaron rememorar travesías y aventuras vividas junto a padres, abuelos y amigos.
“Si la suerte me acompaña, voy a poder decir que viajé a Buenos Aires en trenes a vapor, diesel y eléctricos” advirtió entusiasmado Miguel Ghiglino, quien fuera encargado de las oficinas de Tráfico en las estaciones La Plata, Berazategui y Dock Central, sucesivamente, entre 1956 y 1977.
Mientras esperaba junto a su hijo Héctor, su nuera Patricia y su nieto Lorenzo la partida del servicio que lo llevaría ida y vuelta a tierras porteñas, Miguel aclaró que “hay que recuperar los trenes; la electrificación es un gran avance, pero no debería ser todo importado, cuando en su momento tuvimos rieles, durmientes y locomotoras nacionales, como los Fiat de Materfer, que eran una joya. Ahora ponen durmientes de hormigón que se descabezan a la primera de cambio”.
Con una intensa actividad agitando los andenes de 1 y 44, la tarde de ayer tuvo como detalle saliente la presencia de numerosos aficionados buscando cosechar las últimas imágenes de las veteranas locomotoras que arrastrarían por última vez los no menos ajetreados vagones por las 19 estaciones de la “vía Quilmes”: La Plata, Tolosa, Ringuelet, Gonnet, City Bell, Villa Elisa, Pereyra, Hudson, Plátanos, Berazategui, Ezpeleta, Quilmes, Bernal, Don Bosco, Wilde, Villa Dominico, Sarandí, Avellaneda y Constitución.
MEDIO SIGLO DE TRACCIÓN
La “era diesel” comenzó en nuestro país a fines de los años ‘50 del siglo pasado, cuando poco más de veinte locomotoras Alsthom francesas llegaron para comenzar a reemplazar las de vapor, exhaustas y ya casi sin potencia. Al mismo tiempo, el gobierno de Arturo Frondizi comenzaba con el cierre masivo de ramales que tuvo su apogeo en los años ‘90.
Luego llegaron las máquinas General Motors, Fiat y General Electric, entre otras, que prestaron servicios durante décadas, una y otra vez “recauchutadas” en los talleres nacionales.
“Tanto el sistema a tracción diesel como el de vapor, tanto en manos inglesas como nacionales, pudieron ser eficientes en su momento, con servicios rápidos de 55 y 47 minutos respectivamente” apunta Vito Risciglione, ex jefe del departamento de Vía y Obra local del ferrocarril Roca: “hay que ver cómo se implementa la electrificación ahora; de hecho, cuando se estudió en los años ‘80, con asesoramiento de empresas japonesas, se planteó un rápido de 25 minutos”.
“Cada innovación tecnológica debería barrer con todo lo anterior” apunta Risciglione, ferroviario entre 1957 y 1991: “no se debe mantener el señalamiento viejo, por ejemplo. Cuando Alfonsín inauguró la obra de electrificación de los ramales del Roca a Glew y Ezeiza, se renovó hasta el balasto de las vías. Y es una vergüenza que haya que importar algo; la debacle del menemismo nos sigue costando caro, pero es hora de revertirlo”.
“Cuando entré en la entonces Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA), en 1957, corrían aún locomotoras a vapor como la ‘34’ y la ‘35’” recuerda el platense: “instalado el servicio diesel con las Alsthom y las primeras General Motors, el servicio que paraba en todas tardaba una hora y quince. Sólo se cortaban las salidas entre la 1 y las cuatro; concretamente, el último tren salía a la una y veinte de la mañana, y había más cantidad de frecuencias que ahora, Con decir que cuando se privatizaron en los ‘90, suprimieron catorce rápidos y semirrápidos de un plumazo”.
“Hay ramales que nunca se debieron clausurar, como Ringuelet-Brandsen. Ahora hay que reabrirlos, porque cuando el mundo empezó a volver desesperado a los ferrocarriles, nosotros los desmantelamos” reflexiona Risciglione, de 84 años, quien pasó más de veinte con el tendido de rieles de la Región a su cargo: “a veces muestran coches flamantes, y uno mira las vías abajo y las ve descalzadas, incluso sin eclisas. Ojalá en tres meses veamos una renovación integral”.
1959Fue el año en el que las primeras locomotoras con tracción diesel comenzaron a llegar al ramal entre La Plata y Plaza Constitución
Fuente: Diario EL DIA
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