Macri ha lanzado una ofensiva contra la línea de pasajeros Tirol-Vilelas, que conecta el área urbana del Gran Resistencia. La línea está semiparalizada por la rotura de las dos unidades Apolo para las que no hay repuestos. Además hay tres unidades Materfer que fueron traídas para la campaña de Randazzo, pero no tienen condiciones técnicas para funcionar en el ramal. Así, los casi 400 trabajadores de la línea día a día concurren a trabajar sin poder tomar tareas, mientras que la empresa obliga a realizar tareas que no corresponden al convenio (por ejemplo, pintar casillas o accesos a las estaciones), con la complicidad la burocracia sindical.
La respuesta del gobierno nacional a esta situación ha sido anunciar la intención de traspasar el ferrocarril a la provincia, una propuesta alimentada por el ex gobernador Ángel Rozas, quien reivindica el ferrocarril provincial Sefecha, anterior a la incorporación a Sofse. Pero con Sefecha, los ferroviarios cobraban salarios de miseria y no se hallaban incorporados al convenio colectivo de trabajo. Bajo Sofse, la equiparación al salario y a las condiciones de convenio nacionales de los ferroviarios fue una lucha importantísima. El traspaso a la provincia, que se encuentra quebrada, pone en peligro estas conquistas obreras.
Ni hablar de que el Chaco no cuenta con los fondos para el sostenimiento de la línea y menos aún para las inversiones que se requieren para reactivarla. Macri aplica ahora contra el ferrocarril chaqueño la medicina que aprendió de Cristina, que traspasó a la Ciudad el subte con los subsidios congelados y sin fondos para inversiones, alentando un tarifazo que repercutió en todo el transporte público. La magnitud del ajuste en carpeta es sencillamente demoledora: implica despidos masivos y reventar las condiciones laborales.
El gobierno provincial rechaza la provincialización, pero en los hechos está discutiendo condiciones, como parte de un paquete más amplio de temas de discusión entre la provincia y la nación (donde entran obras públicas, autorización de endeudamiento, etc.).
Nuestra agrupación, Causa Ferroviaria, denunció desde principios de año esta situación de parálisis, con una campaña en los medios, junto a usuarios afectados. Propusimos al sindicato un plan de lucha contra el cierre, los despidos y por la reactivación. Esto nos valió el intento de sanción contra el dirigente Oscar Deniz.
Preparan la entregada
La burocracia Verde anunció, primero, que el tema lo resolvería el titular de la Unión Ferroviaria nacional, Sergio Sassia, “dialogando” con Macri. De esas “negociaciones” no se sabe nada. Ahora largó un petitorio para reclamar la reactivación, pero no plantea medidas de fuerza: prepara una entregada. La situación va generando en la base ferroviaria un clima de movilización, que estaba bloqueado por el temor a los despidos, represalias patronales e incluso del sindicato.
Los ferroviarios tenemos la pelota en nuestro campo: la defensa de los puestos de trabajo y de las condiciones depende de nuestra intervención. Reclamemos al sindicato una asamblea general para tomar medidas de fuerza, y planteemos un plan de lucha nacional. Planteamos abajo la provincialización, abajo los despidos, defensa de las condiciones de trabajo. Reclamamos participación y poder de veto, con representantes electos en asamblea, sobre toda la negociación entre la provincia y la nación. Vamos por una gran campaña de defensa del ferrocarril.
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