martes, 4 de julio de 2017

Tren a Mar del Plata: el hombre que le cocinó a las barras de River y Boca en un mismo tren

Franco Alanis es el jefe del comedor del servicio que se inauguró hoy. "Es una alegría inmensa, el tren es mi vida", cuenta y recuerda sus anécdotas de viajes.

Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. NESTOR GARCIA  

Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. Es en este viaje el hombre que más experiencia tiene dentro del mundo ferroviario. Chaqueño él, cuenta el orgullo que siente cuando lo llamaron para que sea el jefe de cocina de esta vuelta del tren a Mar del Plata y recuerda las experiencias de viajes pasados en las que le tuvo que cocinar a la barra brava de Boca y River en un mismo recorrido.

“Es una alegría inmensa, cuando me dijeron me puse muy contento porque el tren es mi vida. Acá arriba yo pasé años y que vuelva funcionar el trayecto para llegar a Mardel -como le dice- es genial”. Cuando cuenta las diferencias de este tren con otro hace gestos e hincha los cachetes: “Son muchos. Este es más nuevo, casi no se mueve y se oye muy poco. Con respecto a la cocina es totalmente distinto, antes teníamos que cocinar nosotros, ahora ya traen todo preparado como catering y sólo hay que organizarse y servirle a los pasajeros. Me acuerdo que antes tenía que preparar la salsa, la carne, el pollo. Me tocó dos veces que el tren descarrilara ¿Sabés lo que era eso? Como un terremoto”.


Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. NESTOR GARCIA

En la cocina, angosta como la de un monoambiente y con sólo 4 metros de largo, entran apenas 4 o 5 personas al mismo tiempo que se codean y se chocan a medida que trabajan. Calientan un sándwich, preparan un café o buscan una botellita de gaseosa fría en la heladera: “Cambió todo, me gustaba cuando de mis manos salía la comida, tenía más responsabilidad y estaba bueno. Ahora viajo más cómodo, pero siento como que falta algo de adrenalina”, rié Leandro que tiene padre e hijo ferroviarios.
Su viaje más largo fue a Bariloche, cuando viajaba durante 36 horas seguidas, pasaba la noche en la ciudad y volvía al día siguiente con otras 36 horas: “Era eterno”, dice.

En sus viajes a Mar del Plata recuerda cuando tuvo que cocinarles a la 12, la hinchada de Boca y a Los Borrachos del Tablón, los de River: “Viajaban en el mismo tren, unos adelante y los otros atrás. Era por uno de los partidos que se juegan en verano. Por suerte no pasó nada, pero había tensión” A orillas de llegar a la jubilación, Alanis afirma que no piensa en eso y que cuando llegue el momento seguirá trabajando en el tren: “De acá no me voy más. Escuchar el traqueteo del tren contra las vías es como música para mis oídos”.

CLARIN

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