martes, 4 de julio de 2017

Según Vidal, el tren a Mar del Plata ahora "está bien hecho" y funcionará "para siempre"

La gobernadora María Eugenia Vidal participó este lunes del acto de lanzamiento del tren que unira Buenos Aires con Mar del Plata. Contó que el ferrocarril pasa por 12 localidades porque "para nosotros cada uno de los vecinos de esta Provincia son importantes".

por Blanco Negro


El ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, arribaron hoy a Mar del Plata a bordo del viaje inaugural del tren que une Buenos Aires con la ciudad balnearia, luego de que el servicio estuviera interrumpido por casi dos años.

Dietrich dijo al bajar de la formación que la puesta en marcha del servicio entre Plaza Constitución y la estación Ferroautomotora marplatense es “algo que para muchos era imposible” y destacó el “compromiso que tiene el presidente (Mauricio) Macri con la recuperación de los trenes en la Argentina”.

Vidal, quien subió al tren en la estación de Vivoratá, la última de las 12 escalas intermedias del recorrido, señaló que el servicio “ya no es una promesa: lo pueden ver todos y lo van a disfrutar todos a partir del día de hoy”.

“El tren volvió a funcionar y esta vez es para siempre porque está bien hecho. Esta vez no sólo son coches nuevos: son durmientes nuevos y son las señales que hacían falta, porque sabemos que detrás de cada obra está la seguridad de las personas”, aseguró la mandataria provincial.

Télam

Volvió a funcionar el tren Mar del Plata

Tras estar casi dos años sin servicio vuelve a funcionar el tendido que conecta a la ciudad de Buenos Aires con Mar del Plata, el cual había quedado inactivo por problemas de infraestructura



Luego de casi dos años sin servicio por problemas de infraestructura y en un viaje inaugural que salió desde Constitución y pasó por 12 localidades bonaerenses, volvió a circular hoy el tren que conecta la ciudad de Buenos Aires con Mar del Plata.

El tren número 1305 arribó a la ciudad balnearia a las 16.30 y participaron del recorrido la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

“Sabemos que detrás de cada obra está el beneficio a los vecinos de los provincia, que van a poder viajar más económicamente. Y queremos que nadie nunca más se lo vuelva a sacar y que dure para siempre”, destacó Vidal en un acto realizado al arribo de la formación.

Este servicio diario saldrá todos los días desde Constitución a las 15:13, y otro de vuelta desde Mar del Plata a Constitución a las 23:59: por primera vez incluye paradas intermedias en las localidades bonaerenses de Brandsen, Chascomús, Lezama, Castelli, SevignÚ, Dolores, General Guido, Maipú, Las Armas, Pirán, Vidal y Vivoratá.

“La llegada del tren a Mar del Plata forma parte de nuestro compromiso con el transporte público de calidad y la recuperación del sistema ferroviario que ya estamos llevando adelante con la reactivación de los trenes de carga y un ambicioso plan de 14.000 millones de dólares en el área metropolitana, que ya está en marcha”, señaló por su parte Dietrich.

Además del tren a Mar del Plata, a partir de este martes y sobre el mismo ramal comenzará a funcionar otro servicio diario entre Constitución y Lezama, con más paradas intermedias, lo que incrementará la conectividad en el interior bonaerense para que más localidades puedan acceder al transporte público.

Las localidades con paradas de este servicio son Chascomús, Brandsen, Jeppener, Altamirano, Gándara, Adela y Monasterio, se informó.

“La vuelta del tren a Mar del Plata ya no es una promesa. El tren volvió a funcionar y esta vez es para siempre porque está bien hecho, porque detrás de cada obra está la seguridad de todos los que viajan. Además, es una obra que generó miles de empleos y se van a generar muchísimos más”, destacó Vidal.

El Ministerio de Transporte señaló que, durante el viaje a Mar del Plata, los pasajeros podrán ver películas y series y escuchar música en el celular o en la tablet: a este servicio de entretenimiento gratuito se accede conectando gratuitamente el dispositivo móvil (celular, tablet o laptop) a una red creada específicamente para este sistema.

Además, se podrán comprar comidas y bebidas calientes y frías en el coche comedor, que tiene asientos y mesitas para disfrutar un desayuno, almuerzo o merienda, mientras que hay un baño por cada coche y se puede viajar en asientos de primera clase (dos filas de dos asientos cada una) y pulman (más amplios, distribuidos en una fila de una sola plaza y otra de dos).

Los trenes son nuevos y climatizados y los pasajes cuestan 200 pesos de lunes a jueves y 450 pesos de viernes a domingo, aunque durante las vacaciones de invierno -del 17 al 28 de julio- el precio de la tarifa será 450 pesos.

Los jubilados tienen un descuento del 40 por ciento de descuento y los menores de 12 años pagan la mitad del pasaje, mientras que los menores de 3 que no ocupen asiento viajan gratis.

Los pasajes hasta el 30 de julio ya están a la venta a travÚs de la web www.trenesargentinos.gob.ar y en boleterías de Constitución, Retiro, Once, Mar del Plata y otros 43 puntos del resto del país.

Las obras Con una inversión de 1.300 millones de pesos, se renovaron 208 kilómetros de vías, lo que incluyó la colocación de rieles, 250.000 durmientes de hormigón y 600.000 toneladas de balasto, que son las piedras que actúan de base de los rieles y durmientes, informó el Ministerio de Transporte.

Las obras, que estuvieron a cargo de Trenes Argentinos Infraestructura, incluyeron la construcción de un puente nuevo sobre el Río Salado de 250 metros de longitud, con una estructura formada por 10 segmentos de hormigón de 25 metros cada uno.

Con este nuevo puente de hormigón armado, apoyado sobre columnas enterradas a más de 20 metros de profundidad, se reemplazó una estructura de hierro centenaria que estaba apoyada sobre columnas de ladrillos y que quedó dañada tras una crecida del Río Salado en 2015, lo que llevó a la interrupción del servicio.

Sobre la nueva estructura de hormigón se colocó luego la estructura de vías, compuesta por balasto, rieles y durmientes: a diferencia del puente anterior, este es más resistente y requiere menor mantenimiento, y además se adapta al rÚgimen de crecidas del Río Salado y de lluvias previstas.

http://www.diariobae.com

Tren a Mar del Plata: el hombre que le cocinó a las barras de River y Boca en un mismo tren

Franco Alanis es el jefe del comedor del servicio que se inauguró hoy. "Es una alegría inmensa, el tren es mi vida", cuenta y recuerda sus anécdotas de viajes.

Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. NESTOR GARCIA  

Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. Es en este viaje el hombre que más experiencia tiene dentro del mundo ferroviario. Chaqueño él, cuenta el orgullo que siente cuando lo llamaron para que sea el jefe de cocina de esta vuelta del tren a Mar del Plata y recuerda las experiencias de viajes pasados en las que le tuvo que cocinar a la barra brava de Boca y River en un mismo recorrido.

“Es una alegría inmensa, cuando me dijeron me puse muy contento porque el tren es mi vida. Acá arriba yo pasé años y que vuelva funcionar el trayecto para llegar a Mardel -como le dice- es genial”. Cuando cuenta las diferencias de este tren con otro hace gestos e hincha los cachetes: “Son muchos. Este es más nuevo, casi no se mueve y se oye muy poco. Con respecto a la cocina es totalmente distinto, antes teníamos que cocinar nosotros, ahora ya traen todo preparado como catering y sólo hay que organizarse y servirle a los pasajeros. Me acuerdo que antes tenía que preparar la salsa, la carne, el pollo. Me tocó dos veces que el tren descarrilara ¿Sabés lo que era eso? Como un terremoto”.


Franco Alanis tiene 55 años y hace 37 que trabaja en la cocina de los trenes de larga distancia. NESTOR GARCIA

En la cocina, angosta como la de un monoambiente y con sólo 4 metros de largo, entran apenas 4 o 5 personas al mismo tiempo que se codean y se chocan a medida que trabajan. Calientan un sándwich, preparan un café o buscan una botellita de gaseosa fría en la heladera: “Cambió todo, me gustaba cuando de mis manos salía la comida, tenía más responsabilidad y estaba bueno. Ahora viajo más cómodo, pero siento como que falta algo de adrenalina”, rié Leandro que tiene padre e hijo ferroviarios.
Su viaje más largo fue a Bariloche, cuando viajaba durante 36 horas seguidas, pasaba la noche en la ciudad y volvía al día siguiente con otras 36 horas: “Era eterno”, dice.

En sus viajes a Mar del Plata recuerda cuando tuvo que cocinarles a la 12, la hinchada de Boca y a Los Borrachos del Tablón, los de River: “Viajaban en el mismo tren, unos adelante y los otros atrás. Era por uno de los partidos que se juegan en verano. Por suerte no pasó nada, pero había tensión” A orillas de llegar a la jubilación, Alanis afirma que no piensa en eso y que cuando llegue el momento seguirá trabajando en el tren: “De acá no me voy más. Escuchar el traqueteo del tren contra las vías es como música para mis oídos”.

CLARIN

Tren a Mar del Plata: cómo es el servicio de comedor

Tiene un vagón con 12 mesas y un kiosco en el que venden snacks, bebidas y sandwiches.



El vagón comedor del tren a Mar del Plata. (Néstor García)  

Un árabe de jamón y queso a $ 35, un pebete de milanesa, jamón y queso a $ 50, una pizza al mismo valor, una medialuna a $ 6 o un alfajor a $ 8: estos son algunos de los precios de lo que se podrá comer en el coche comedor del tren a Mar del Plata, que comienza a funcionar para el público esta noche. Mirá también
Tren a Mar del Plata: mirá cómo es la nueva formación


Durante el viaje inaugural, que partió esta mañana de Constitución con funcionarios y periodistas, hubo opciones de catering más sofisticadas.


El vagón comedor del tren a Mar del Plata. (Néstor García)

El coche comedor es igual de grande que los otros de la formación. Tiene 12 mesas y un kiosco. En el trabajan unas seis personas. El jefe de cocina es Leandro Alanis, que tiene 55 años y trabaja en el mundo ferroviario desde los 18. Cuenta que ya no se cocinan las comidas a bordo porque ya viene todo preparado. “Antes preparábamos las salsas para las pastas. Los pollos, las carnes. Ahora es todo más fácil, pero, claro no tan rico como cuando se cocinaba en el momento”, dice.

En el kiosco venden bizcochos a $ 15, galletitas saladas a $ 15, papas fritas a $ 18 (la bolsa de 30 gramos) y un paquete de galletitas dulces de 400 gramos a $ 38. El café chico sale $ 15 al igual que el agua sin gas. Las gaseosas (de línea Coca-Cola y Pepsi) cuestan $ 25. El té y la leche chocolatada, $ 10. Los chicles cuestan $ 4 y los turrones, $ 5, según la lista de precios exhibida en el vagón comedor.

CLARIN

Volvió el tren a Mar del Plata, 12 pueblos lo celebraron, pero tarda 2 horas más que hace 60 años

Hoy fue el viaje inaugural y en las localidades donde tiene parada los vecinos se acercaron a saludarlo. El servicio cuesta la mitad que un micro, pero tarda casi 7 horas.



Aplausos y bandera. La llegada del tren a la estación de Dolores, una de las ciudades en las que los vecinos se acercaron al andén para saludar el regreso del servicio. NESTOR GARCÍA 

El tren disminuye la velocidad, el maquinista Franco Laspina (34) toca la bocina tres veces antes de llegar a la pequeña localidad de Savigné –entre Castelli y Dolores- y la gente lo recibe con banderas argentinas y aplausos. Buena parte del pueblo se reunió en la estación para comprobar que era cierto, que el tren volvía a pasar después de casi dos años. Lo mismo ocurrió en las otras once paradas. Con boletos más baratos que el micro, pero demorando dos horas más que hace 60 años, hoy el tren volvió a unir Buenos Aires con Mar del Plata.

A las 8.45 se empezó a mover la locomotora con doce vagones en los que podrá a transportar a 559 personas. Fue el viaje inaugural protocolar, con varios funcionarios entre ellos Guillermo Dietrich, ministro de Transporte nacional, y la gobernadora María Eugenia Vidal, quien sólo se subió en el último trayecto, de Vivoratá hasta Mar del Plata. Esta noche partirá la primera formación con pasajeros y el servicio tendrá frecuencia diaria (ida y vuelta).


La gobernadora Vidal se sumó al viaje inaugural en la estación Vivoratá. NESTOR GARCIA

La formación -que compró en China la gestión kirchnerista, pero que nunca fue inaugurado- es de última generación. La más actualizado tecnológicamente del país. Casi no se escuchan ruidos, se mueve poco y el espacio entre asientos es mayor al de la clase turista de un avión. Tiene aire acondicionado, baños en todos los coches y un salón comedor con doce mesas en las que se puede comer un árabe de jamón y queso a $ 35, un pebete de milanesa o una pizza a $ 50, una medialuna a $ 6 o un alfajor a $ 8. El pasaje no incluye desayuno ni almuerzos y tampoco cenas; todo se paga aparte.

Hay también una biblioteca que cuenta con 250 libros, con títulos. Resalta Gay Talese y su “Honraras a tu padre”, clásicos para un viaje como los de Agatha Christie, políticos como “Los años de Onganía" y hasta de comidas y viajes. Funciona con libros que fueron donados por empresas y esperan que los pasajeros también dejen el suyo. La gente podrá tomarlos sin tener que abonar ni dejar nada y confían en que luego sean devueltos.

Hasta el 13 de julio, los pasajes tienen una tarifa promocional de lunes a jueves de $ 200 en primera y $ 240 en pullman; mientras que de viernes a domingos y durante vacaciones de invierno costará $ 450 y $ 540. En algunos casos es menos de la mitad de lo que cuesta viajar en micro (que promedia los $ 600), pero se tarda más. Lejos parece quedar la famosa frase de los años '50 con la que se promocionaba “El marplatense” en Sucesos Argentinos, aquella que decía que tardaba “cuatro horas y un poquito”. En esta etapa aseguran que demora 6 horas y 45 minutos (aunque este primer viaje lo hizo en ocho horas por las paradas protocolares). Hay zonas en las que el tren debe ir a 12 km/h, algo que ocurre por ejemplo en el puente que cruza el río Salado, aquel que por las inundaciones hizo que la formación dejara de circular y que podría ocasionar lo mismo si una lluvia intensa vuelve a caer en la zona. Va tan lento en ese tramo –y en algunos otros- que cualquier desprevenido podría pensar que está llegando a una estación. Un hombre que aprovechaba la mañana para entrenar y que corría por el paso peatonal, lo hacía más rápido que el tren. En donde el trayecto está en mejores condiciones, la velocidad máxima que puede alcanzar es de 100 km/h. La formación podrían llegar a los 140 km/h, pero por las condiciones del camino no lo hace: sería como acelerar una Ferrari en una calle empedrada.


El cruce sobre el río Salado, un tramo complicado del viaje. NESTOR GARCIA

“Nos encontramos con una situación desastrosa sobre las vías y los durmientes. Tuvimos que cambiar casi todo y nos llevó tiempo. Hoy es un día histórico. Queremos que Mar del Plata sea un destino al que se lo pueda visitar todos los días del año”, afirmó Dietrich en el vagón 501, donde hoy viajaron los periodistas. El funcionario contó que se siguen haciendo obras y que concluirán dentro de dos años, lo que mejorará el funcionamiento y el tiempo: “La idea es tratar de reducirle una hora. Es decir completar el trayecto en 5 horas 45 minutos. El tren pasa por 115 pasos a nivel y tiene doce paradas donde baja y sube gente, por eso es difícil llegar en menos tiempo”. Dietrich dijo además que el tren no tiene nada que envidiarle a los japoneses: “Por dentro son iguales”, dijo, aunque claro, el problema es la velocidad.


El tren que desde hoy une Constitución con Mar del Plata. NESTOR GARCIA

El regreso del tren era muy esperado por las localidades por las que cruza. Mónica del Carmen, por ejemplo, lloraba emocionada con una bandera celeste y blanca colgada de su cuello: “Ya la llamé a mi hija y le avisé que voy a ir a visitarla más seguido a Capital”, contó la vecina de General Guido. Lo mismo ocurría en Lezama, Las Armas, General Pirán o Dolores. Mirá también
Tren a Mar del Plata: un video muestra que hace 60 años era más "moderno" que ahora


La formación no tiene pantallas para ver películas, pero es posible conectarse con el celular a una Intranet que permite ver 45 filmes. “Funciona igual que Netflix, la idea es llevarlo a tener 15.000 películas”, explicaban personal del tren. Sí tendrán un problema importante aquellos que sufran descarga de batería rápida: sólo hay un enchufe por coche. Para solucionarlo, en el salón comedor ofrecen un cargador portátil presentando el DNI.


Los tres maquinistas del tren en el viaje inaugural. NESTOR GARCÍA

Durante los últimos 200 kilómetros el tren corre a la par de la ruta 2. Asomados por las ventanillas algunos saludaban, hacían luces y hasta le pedían al maquinista que toque la bocina. En la locomotora eran tres los encargados de transportar a la gente: “Por este ventanal vimos de todo. Algunas cosas que todavía nos cuesta sacarnos de la cabeza, pero es parte del trabajo. Este tren es más cómodo que el anterior, tiene un tablero más actualizado y nuevas tecnologías en los frenos. Manejar esta formación para mi es un orgullo, un placer porque es algo histórico que espero nunca tenga que volver a detenerse”, decía Franco Lespina, acompañado por Ruben Veiga y Lucas Sordo. Los tres estuvieron casi dos años sin manejar, a la espera del momento en que el tren echara otra vez a andar.

CLARIN

María Eugenia Vidal: "El tren volvió a funcionar y esta vez es para siempre"

La gobernadora bonaerense participó del viaje inaugural del tren de Buenos Aires a Mar del Plata

Vidal hizo el viaje inaugural del tren a Mar del Plata. Foto: Prensa Transporte1373

Esta tarde llegó a Mar del Plata el primer tren que conecta la ciudad balnearia con Buenos Aires y a otras 12 localidades más del interior bonaerense. Del viaje inaugural participaron el Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich , y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal , quienes llegaron a Mar del Plata en el tren N° 1305.

"La vuelta del tren a Mar del Plata ya no es una promesa. El tren volvió a funcionar y esta vez es para siempre porque está bien hecho, porque detrás de cada obra está la seguridad de todos los que viajan", indicó Vidal.

"Además, es una obra que generó miles de empleos y se van a generar muchísimos más. Hoy es un día de alegría para las 12 localidades que, después de muchos años, vuelven a recuperarlo", agregó la gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

El servicio será diario y saldrá desde Constitución a las 15:13, y otro de vuelta desde Mar del Plata a Constitución a las 23:59. Por primera vez este servicio incluye paradas intermedias en las localidades bonaerenses de Brandsen, Chascomús, Lezama, Castelli, Sevigné, Dolores, General Guido, Maipú, Las Armas, Pirán, Vidal y Vivoratá.

Durante el viaje a Mar del Plata, los pasajeros pueden ver películas y series y escuchar música en el celular o en la tablet. A este servicio de entretenimiento gratuito se accede conectando el dispositivo móvil (celular, tablet o laptop) a una red creada específicamente para este sistema. No requiere la instalación de ninguna aplicación extra, es gratis y fácil de usar.

Además, se pueden comprar comidas y bebidas calientes y frías en el coche comedor, que tiene asientos y mesitas para disfrutar un desayuno, almuerzo o merienda. Hay un baño por cada coche y se puede viajar en asientos de primera clase (dos filas de dos asientos cada una) y pulman (más amplios, distribuidos en una fila de una sola plaza y otra de dos). Los trenes son nuevos y climatizados.

Los pasajes cuestan $200 de lunes a jueves y $450 de viernes a domingo. Durante las vacaciones de invierno - del 17 al 28 de julio - el precio de la tarifa será $450. Los jubilados tienen un descuento del 40%. Los menores de 12 años pagan la mitad del pasaje mientras que los menores de 3 que no ocupen asiento viajan gratis. Además, en las compras a través de la página web las tarifas tienen un descuento adicional del 5%.

LA NACION

Tren a Mar del Plata: por qué el viaje demora casi siete horas

Fallas en las vías y los cruces a nivel impiden levantar velocidad

El extenso tiempo de viaje, de casi siete horas, que demanda unir en tren Buenos Aires con Mar del Plata fue ayer una de las principales críticas que recibió el restablecido servicio ferroviario hacia la costa atlántica. Obras pendientes en casi la mitad de los 400 kilómetros de vías y la existencia de 114 cruces a nivel en la traza impiden, según se explicó, que las dos formaciones afectadas al trayecto puedan moverse a mayor velocidad, pese a estar diseñadas para circular a 120 km/h.

Ayer, el tren que fue puesto en servicio marchó a un promedio de 60 km/h, con picos de 107 km/h luego de Dolores y un descenso hasta 12 km/h en los tramos más complicados, como el puente sobre el río Salado.

Guillermo Fiad, presidente de Trenes Argentinos Infraestructura, recordó a LA NACION que sólo 207 kilómetros del total de vías fueron renovados o mejorados. Por eso, la velocidad del tren va variando a lo largo de la traza, según la calidad de la infraestructura, para garantizar las condiciones de seguridad.

"Hay en todo el trayecto puentes y alcantarillas que deben ser reparados para poder soportar la velocidad de diseño, que es de 120 km/h", explicó el funcionario.

http://www.lanacion.com.ar/2039439-por-que-el-viaje-demora-casi-siete-horas
<iframe src="http://www.lanacion.com.ar/herramientas/modal-video/-multimedio_id=102491" width="100%" height="650"/>


También señaló como otro motivo de disminución de la velocidad la interferencia que provocan los cruces a nivel. "Suman 114 los pasos a nivel. Algunos tienen barreras, otros sólo banderilleros, y obligan al tren a circular con precaución", describió Fiad.

También los desvíos constituyen otro obstáculo al paso del tren, por ejemplo, en la entrada a Chascomús, y todavía deben ser mejorados.
Los pasajeros disfrutan de su viaje en el tren a Mar del Plata. Foto: LA NACION / Santiago Hafford

"Y otro gran problema, fundamental diría, que encontramos en 2015 cuando nos hicimos cargo del gobierno, es que los durmientes instalados en las vías no estaban en condiciones para operar el servicio a máxima velocidad", indicó.

Según el funcionario, hay todavía unos 129.000 durmientes con distintos grados de fisuras. "A medida que los vayamos reemplazando, un proceso que durará entre tres y cinco años, vamos a ir mejorando los tiempos del servicio", prometió Fiad.

Aseguran que el tren a Mar del Plata le costará al Estado 500 millones de pesos por año

Marcelo Orfila, presidente de Trenes Argentinos, reconoció que el servicio, con un presupuesto de $ 25.000 millones, solo recaudará $ 2000 millones en ingresos
Martes 04 de julio de 2017 • 12:29
Foto: LA NACION / Santiago Hafford

"El déficit del ramal a Mar del Plata si uno toma una ocupación promedio del 70%, le va a costar al estado 500 millones de pesos por año", admitió el presidente de Trenes Argentinos, Marcelo Orfila. "El presupuesto de este año son $ 25.000 millones al año. Eso implica ingresos por $ 2.000 millones y gastos por $ 24.000", agregó.

"Esto es una concesión que tenía el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Con un decreto de 2007 se establecía que tenía que pasar al ámbito nacional. Nosotros hace ocho meses empezamos con este proceso. Hicimos un inventario para ver en qué estado estaba y qué infraestructura era la que nos iban a pasar", dijo Orfila esta mañana en diálogo con el programa "Cada mañana", que transmite Radio Mitre.

El empresario reconoció que "no había ningún tipo de tecnología" cuando asumieron la concesión y que enfrentaron otros desafíos de infraestructura. "El Gobierno anterior cambió 208 km de vías además de los durmientes. Estos empezaron a tener fisuras y tuvimos que parar la obra. Se fisuraron 18.000 durmientes. Tuvimos que cambiar el puente del río Salado que se lo llevó la corriente."

Además, el empresario aseguró que para lanzar el servicio, fue necesario entrenar a 1500 operarios. "Cuando el Estado nacional se lo pasó a la Provincia tenía 1100 personas. Nosotros hicimos un estudio, vimos cuál es la cantidad de gente necesaria para correr este servicio. Empezamos a entrenarlos y a capacitarlos", reveló.

Orfila también justificó el tiempo que demora la formación en llegar a Mar del Plata, calculado en 6 horas y 45 minutos. "Cuando está en obra uno tiene que tomar precauciones de velocidad. En todos los lugares donde hay durmientes cambiándose, o hay cambios de vía, o hay alcantarillas o puentes que no han sido cambiados todavía, tiene que bajar la velocidad. En esos lugares el tren pasa a 12 km por hora."

Así fue el primer viaje del tren que une a Mar del Plata con Buenos Aires

Salió a la medianoche y llegó esta mañana a Plaza Constitución, luego de más de siete horas de recorrido; vagones cómodos y una inmejorable atención a bordo hacen que la noche sobre rieles sea muy placentera.


Después de casi 2 años volvió el servicio de tren que une la Ciudad de Buenos Aires con Mar del Plata. Foto: LA NACION / Santiago Hafford

Pablo Mascareño LA NACION
Martes 04 de julio de 2017 • 18:27

Sobre la tradicional avenida Pedro Luro de Mar del Plata se percibe una atmósfera de fiesta. No es para menos. Luego de dos años de inactividad, volverá a salir el primer convoy desde la gran capital turística con destino final en la estación Plaza Constitución.

La caída de un puente sobre el río Salado y el prematuro deterioro de durmientes recién cambiados, hicieron que el servicio, que supo tener casi veinte frecuencias diarias en los años ´70, haya quedado empantanado en una turba de reclamos políticos y legales. El parate del tren obligó a que los pasajeros optasen por el automóvil, los pocos vuelos que llegan a la ciudad, o el nutrido servicio de micros, más costoso que el tren, pero más veloz.
Expreso de medianoche

La noche del invierno marplatense podría ser mucho más fría. Los 10 grados que marca el termómetro distan de las temperaturas con sensación térmica bajo cero que suelen enmarcar las madrugadas marítimas. Son las once de la noche del lunes 3 de julio. En el andén 4 descansan los 4 vagones "Pullman"; los cinco coches de "Primera"; el "Comedor"; el que genera la electricidad y la locomotora. Todos de rigurosa pintura celeste y blanca. En cada coche se lee Trenes Argentinos. Y uno no puede más que sentir orgullo.

Sobre la plataforma van y vienen los operarios que están dejando a punto el tren para que pueda partir. Aún no se permite el ingreso. Los pasajeros se van agrupando en el hall central. Familias con niños, jóvenes estudiantes, y una buena cantidad de jubilados conforman el nutrido grupo de pasajeros ansiosos por abordar el tren que les permitirá descender en algunas de las doce estaciones intermedias o en la terminal porteña.

El hall es tan luminoso como frío. La terminal de Mar del Plata fue inaugurada hace menos de una década, pero sus instalaciones, a pesar del prolongado invierno de la ciudad, no cuentan con calefacción. Cómodos asientos, un video con imágenes del tren y música funcional hacen menos tediosa la espera. Además, el edificio está unido a la terminal de micros, con lo cual se accede a la galería comercial, la zona de sanitarios y los dos restaurantes habilitados. Pero nadie parece estar pendiente de eso. La vista está puesta en ese coloso estacionado a punto de partir.

A las 23.15 comienza el pre embarque. Una larga fila para poder llegar hasta la puerta de la zona de andenes se arma en medio de charlas en voz alta y las anécdotas ineludibles de los que peinan canas y conocieron el esplendor del servicio sobre rieles.

Personal muy servicial solicitará el boleto y el DNI de cada pasajero. Algunos deberán despachar sus valijas más grandes. Solo se puede acceder al coche con bultos de mano o de porte mediano.

Ya en el andén, un nuevo chequeo de documentación y las indicaciones para encontrar fácilmente el vagón correspondiente. En la puerta de cada coche una muy cordial azafata invitará a subir indicando la ubicación del asiento. Se nota, a todas luces, las ganas de atender bien al pasajero. Sonrisas, predisposición y buenos modos definen la atención abordo.

El interior del coche luce impecable. De a poco se va colmando, aunque quedarán algunos asientos libres. Las butacas son reclinables y cuentan con una bandeja individual que puede convertirse en escritorio para la notebook o en mesa de cena.

Faltan cinco minutos para la hora estipulada para la partida. La gente se toma fotografías dentro y fuera del "chiche nuevo". En la Argentina del siglo XXl, un tren resulta una novedad. Un avance tecnológico observado casi con extrañeza.

Mientras comienza la cuenta regresiva, un video ilustrativo explica cómo accionar en caso de emergencias. Y un tríptico de mano detalla, además, las comodidades del servicio: dispensers de agua fría y caliente, música funcional, aire acondicionado frío-calor y una red para ver películas en el celular o en la Tablet conforman un buen menú para pasarlo bien a lo largo de los 404 kilómetros de viaje, que el tren desandará en poco más de siete horas.

Se escucha el pitido del guarda. Un sonido que genera alegría y emoción. El guarda es como los de antes: con traje gris y sombrero con visera. Todo un símbolo de la jerga ferroviaria. Las azafatas parecen de avión y no dejarán de recorrer el tren durante toda la noche.

Son las 23.59 en punto. Las puertas automáticas se cierran. Y con una rigurosidad sorprendente, el tren comienza a desandar su camino. Es el primero que sale de Mar del Plata en mucho tiempo. En el interior, la gente aplaude. Y sobre la avenida Jara, la primera que cruzará la formación, los automovilistas hacen sonar sus bocinas y encienden sus luces en señal de saludo. ¡Volvió el tren! Y con él, una larga tradición revive. Seguridad, precios muy económicos y toda la gracia de un medio de transporte tan cómodo como épico.
Antes de dormir

La formación comienza a entrar en zona rural. Vivoratá es la primera parada. En paralelo serpentea una Ruta 2 desolada, cuyo asfalto solo es transitado por algún camión de cargas, muy pocos autos particulares y los servicios de ómnibus. Todos circulan más rápido que el tren. Pero eso no importa. Dentro del vagón, los pasajeros alternan con charlas, caminan y disfrutan de ese traqueteo tan habitual. El andar de la formación es sumamente suave y muy silencioso. Se nota la puesta a punto de las vías y el poco uso de los vagones.

Una dotación de guardas pide boletos. Un nuevo control. Los chicos se impacientan. Es la hora del sueño. Algunos adultos preguntan cuándo se apagará la potente iluminación. Eso sucederá una hora después. Antes, se anuncia por los parlantes la apertura del vagón comedor.
Hora de cenar

El coche comedor está ubicado en la parte delantera. Un staff de serviciales mozos toma el pedido. A los comensales se los llama por el nombre. El tren se convierte en una casa de comidas rápidas. Infusiones calientes, bebidas frías, y sándwiches conforman la carta de sabores que se puede degustar en las mesas tipo restaurante o en el asiento individual. Los precios son realmente accesibles. Sin embargo, la mayoría del pasaje ya está disponiéndose al descanso.

Finalmente, las luces se apagan. Solo quedan encendidos los extremos de cada vagón, donde se ubican los sanitarios perfectamente equipados y pulcros. Y un display en la parte superior que indica la temperatura interior y exterior, la hora, y la disponibilidad de los toilettes.

Las azafatas, activas durante todo el trayecto, se ubican en pequeñas salas, dispuestas a atender necesidades y consultas. El personal de limpieza y los técnicos deambularán durante toda la noche. El pasajero se siente atendido. Cuidado. No es poco. El silencio se va apoderando de todo. Y el traqueteo tan característico es la canción de cuna perfecta, mientras por la ventana se observan decenas de estrellas que la gran ciudad no permite ver. Se filtra la luz de la luna por las cortinas que enmarcan cada ventana. El paisaje es pictórico. De cuento. Un cuento sobre rieles.

El sueño se interrumpe en cada estación. ¡Y son doce! Por los parlantes se anuncia la parada. Y si bien es un buen servicio para que ningún desprevenido se pase de destino, los que intentan dormir refunfuñan con ese despertador intermitente. De todos modos, nadie se enoja. Ni siquiera los que sugieren que hace demasiado calor. El buen clima reinará durante todo el viaje.
Nostalgias

Algunas estaciones son pequeñas. Como dibujadas en medio de la planicie de la llanura. Todas están enmarcadas por pueblos que, en la madrugada bonaerense, parecen detenidos. Inhabitados. Así se suceden Vivoratá, Coronel Vidal, General Pirán, Las Armas, Maipú, General Guido, Dolores, Sevigné, Castelli, Lezama, Chascomús, y Coronel Brandsen.

Todos esos andenes fueron testigos de épocas de gloria. Tiempos en los que corrían el lujoso "El marplatense" de vagones plateados; o los inolvidables "Stella Maris", "Golondrina", "Atlántico", "Luciérnaga", "Lobo de Mar", "Neptuno" y "Costa Sur". En los ´70, se llegaba en "cuatro horas y un ratito", según las publicidades de la época y la memoria de los que aún recuerdan esos tiempos.
Amanece que no es poco

Luego de Coronel Brandsen, los campos comienzan a poblarse de casas humildes. Lo rural comienza a darle paso a un conurbano inmenso. Las luces se encienden y todo el pasaje comienza a despabilarse con pocas ganas. El confort de los asientos, la temperatura acogedora y el traqueteo ensoñador hacen que el remoloneo quiera continuar. Pero se acerca el final del viaje.

A partir de Alejandro Korn, el tren comienza a cruzarse con las formaciones del ramal eléctrico. Cada tanto, y seguramente por el intenso tránsito de frecuencias en la hora pico del amanecer, la formación se detendrá algunos minutos. Atravesar el Conurbano tomará casi una hora.

La gente comienza a preparar sus equipajes y despertar a los chicos. Las más coquetas huyen a los baños a retocarse el maquillaje. No sea cosa de bajar desarreglada. Lo bien que hacen, en Constitución, los móviles de la televisión en vivo esperan a la formación y le pedirán testimonio a los pasajeros de este viaje fundacional.

El monumental edificio de la estación Plaza Constitución se divisa a lo lejos. La maraña de vías anticipa que la terminal se acerca.

Veinticinco minutos después de la hora prevista, la formación se detiene en el andén de larga distancia. A un costado, los trenes urbanos arriban con miles de pasajeros apiñados. La rutina de cada día.

Pasaron casi siete horas y media. Demasiado para tan solo 404 kilómetros. De todos modos, el servicio fue tan cómodo como placentero. Y la atención de su personal absolutamente impecable. Dan ganas de volver. Cada medianoche, una formación volverá a vincular el mar con la gran ciudad. Y cada tarde, desandará el camino inverso.

En el andén, y con cara de sueño, un nene le pregunta a su madre cuándo volverán a tomar el tren. Es que, sin dudas, los rieles despiertan la fantasía de grandes y chicos. Una travesía gloriosa. De ensueño.

El tren a Mar del Plata, un triste consuelo para un país que tuvo una de las redes más grandes

La alegría por el nuevo servicio se transforma en muecas cuando se analizan sus costos y pérdidas
Por Alfredo Serra 4 de julio de 2017
Especial para Infobae



Frente a la euforia desatada por el retorno del tren a Mar del Plata, con una pérdida descomunal (¡1.370.000 pesos por día!), como consigna hoy Infobae, recordé el título de una película checa: Trenes rigurosamente vigilados, de 1966.
Y de inmediato acudí a nuestra triste contracara: trenes rigurosamente descontrolados, abandonados, y con un atraso técnico de un siglo, aunque los más optimistas hablan de medio…
Y empezaron a rondarme recuerdos y nostalgia.
Mi abuelo Justo, campesino aragonés devenido argentino y ferroviario –señalero, tirapalancas– amaba al ferrocarril hasta el punto de vivir frente a una estación del hoy Mitre y ayer Ferrocarril Central Argentino, cuyas iniciales estaban, en letra gótica, grabadas en los botones plateados de su uniforme… (aún conservo uno).
En la estación Núñez.


Por supuesto, mi niñez, mi adolescencia y hasta el principio de mi vida adulta transcurrieron entre la incomparable música de las ruedas sobre el acero de los rieles… y "un farol balanceando en la barrera / y el misterio de adiós que siembra el tren", como escribió Homero Manzi y le puso música Aníbal Troilo. Sí: "Barrio de tango".


Empecé la escuela secundaria en San Fernando: imposición de mi abuelo. "Tienes el tren enfrente y el abono gratis".



Cierto en ambos casos: el ferrocarril inglés, aunque nacionalizado en 1948, conservó durante algún tiempo ciertas reglas de juego de ese pasado: los parientes directos de sus obreros y empleados tenían pase gratis, sus asientos de segunda clase eran de pulida y noble madera, y los de primera clase, mullidos, tapizados de cuero negro, y jamás tajeados o mutilados: ningún argentino, de cualquier estrato social y nivel de educación, se atrevía a un vandalismo que después fue un amargo pan de cada día.
Verdad de Perogrullo: la puntualidad era solar. Suiza. Era posible poner el reloj en hora cuando llegaba el tren…
En la primera etapa de mi vida de estudiante secundario, lo tomaba a las 7:20 de la mañana, y a las 7:50 me bajaba en Virreyes, con diez minutos de margen para el toque de timbre de la escuela, a las 8 en punto.

Adiós, adolescencia, adiós. En 1957 entré a trabajar a un banco. Para memoriosos: Nuevo Banco Italiano, Reconquista y Rivadavia, Plaza de Mayo.
Viaje obligado. Núñez–Retiro. Quince minutos. Después, subte. Que todavía estaba lejos de las pesadillas futuras…

El guarda recorría los vagones, implacable. Picaba los boletos y exigía ver los abonos. Si pescaba un transgresor, un "sin boleto, no alcancé a sacarlo, se me iba el tren, disculpe", ahí mismo le vendía uno y le daba recibo. Y si el pasajero se negaba a comprarlo a bordo, el guarda lo retenía hasta la terminal, donde sospecho que lo multaban…

Algo queda claro: pagar boleto era natural, lógico, inevitable, para que el ferrocarril pudiera subsistir.



La moneda era estable. Pero si pegaba un salto, se ajustaba la tarifa.

A pesar del cambio de mano, durante los años en que viajé hasta Retiro se mantuvo, aunque no tan perfecta, la puntualidad. Pero en Retiro (y supongo que en todas las terminales), frente a un atraso, se estableció un sistema simple y nada oneroso. Ya al bajar y entrar en el gran hall, un empleado sentado ante un pupitre, como un autómata, sellaba cada comprobante de la llegada tarde. Un simple papelito que justificaba a los empleados que debíamos marcar tarjeta.

Porque al menos en los bancos, la acumulación de tardanzas sin comprobantes costaba sanciones…

"Pero empecé a padecer / me echaron a la frontera / y qué iba a hallar al volver / tan sólo hallé la tapera", escribió José Hernández en su inmortal Martín Fierro.

Y viene a cuento. Porque seguí viajando en tren los años de empleado bancario, los de estudiante de Periodismo, y los de periodista profesional. Un total de década media… hasta que pude acceder al taxi.
Pero a lo largo de esa década y media, aquellos trenes rigurosamente vigilados, mantenidos, puntuales y acaso sin balances en rojo… fueron derrumbándose como una familia en disolución.

Señales inequívocas: empezaron –y crecieron sin pausa y en proporción geométrica– los asientos rotos, tajeados, heridos a punta de navaja: astillados los vidrios de las ventanillas (también trabadas y enmohecidas por ausencia de mantenimiento). Un deterioro criminal…

Y con él, en triste y escandalosa secuencia, los trenes saturados de pasajeros, los apretujes asfixiantes, los robos amparados por el hacinamiento (con muchas tragedias: arrebatadores que arrojaron a alguien del vagón, y muerte entre las vías), y el desiderátum de la complacencia demagógica dictada desde la política: ¡piedra libre, que nadie pague boleto, a la carga, todos somos argentinos nacionales y populares!
Y así llegamos a hoy. A ese bienintencionado pero tardío, lento, oneroso y engañoso tren a Mar del Plata. Siete horas hasta su destino final, contra las cinco de hace… ¡sesenta años!

No puede ir más rápido, so pena de una tragedia. Miles de durmientes comprados y pagados religiosamente no soportan la velocidad normal porque están resquebrajados.

Las obras de mantenimiento de toda la red (vías, soportes, sistemas de señales, estaciones) están apenas a medio hacer, más allá de la bambolla del anuncio. Y tomará años y muuuuucho dinero ponerlas a punto.

Mientras todo el proceso narrado sucedía, los nativos, con la ñata contra el vidrio, como reza "Cafetín de Buenos Aires", veíamos con asombro, como sucesos marcianos, la evolución del "caballo de hierro", como llamaban en 1798 a uno de los primeros trenes europeos y norteamericanos: el Tren Bala (prometido por varios gobiernos), el Tren Aéreo, sobre colchones neumáticos, y el ya cercano tren sin vías, impulsado como un cohete.

Vuelvo al Martín Fierro: "Sólo queda al desgraciado / lamentar el bien perdido" ¡Y qué bien!
La red ferroviaria argentina, con 47.059 kilómetros de vías, fue una de las más grandes del mundo.
Su primer verdugo fue Arturo Frondizi, cuando en 1961 ordenó suprimir cuatro mil kilómetros, entre vías, ramales y estaciones.

Más tarde, Carlos Menem: "Ramal que para, ramal que cierra".

(Télam)

Pero detrás de esas decisiones y de esa decadencia histórica y seguramente irreparable, es imprescindible apuntar a los abusos sindicales –no a sus derechos legítimos–, a la demagogia de gobiernos que mantuvieron congeladas las tarifas –falsa ilusión–, pero subsidiaron y subsidian con fortunas al transporte… ¡como si esos subsidios no salieran de los mismos bolsillos!

Recuperar lo perdido –no sólo en materia ferroviaria– exige sensatez, paciencia y realismo. Y fortunas que el país no puede (mejor: no debe) pagar.

Porque sobre la gran fiesta de antaño se apagaron todas las luces.A mis años, sólo me queda el recuerdo de aquellas mañanas heladas, estación Núñez, esperando el tren de las 7:50.
El que nunca me hizo llegar tarde.
Y el de mi abuelo Justo, que me enseñó el misterio de las palancas y la danza de aquellos trenes.
Rigurosamente vigilados.








INFOBAE