La opinión de los usuarios.
La estación Once funcionaba hoy de manera especialmente ordenada, con trenes que entraban a muy baja velocidad y estacionaban 20 metros antes del final del andén, formaciones que llegaban con dos o tres personas en la cabina de conducción y mucha seguridad policial.
La zona de molinetes, en tanto, permanecía vallada y totalmente cerrado el andén número dos, donde el tren chapa 5 accidentado el pasado sábado sigue varado a la espera de la realización de más pericias.
“A mí me parece bárbaro que vuelva al Estado porque en el mundo este tipo de trenes son siempre públicos por su alto costo. Yo esperaba esta decisión desde que los privatizaron en los `90”, afirmó a Télam el pasajero Daniel Camaño.
“El servicio nunca anduvo bien, ni cuando era estatal ni después que se privatizó, pero está bueno que alguien diga `ahora vamos a hacer las cosas bien`. Tengo esperanza de que mejore”, agregó.
En el andén, Matías Mariño aseguró estar “expectante, viendo a ver lo que cambia” y consideró “positivo” la medida en sí.
“Es difícil hacer de golpe lo que no se hizo en 20 años, pero sacarles el manejo a la empresa privada es positivo porque lo único que estaban haciendo era llenarse los bolsillos de plata a costa de los usuarios”, dijo.
Por su parte, Laura Agüero, una empleada que desde hace varias décadas hace el trayecto Ituzaingó-Once, recordó que “cuando estaba el Estado se viajaba mejor, no como ahora que vamos como animales. Me ha defraudado mucho TBA, porque todos los días hay un accidente y viajo con miedo sin saber si llegaré bien a casa”.
“Ojalá que cumplan con lo que prometen, habrá que ver porque cuando la escoba es nueva siempre barre bien. Espero que el gobierno haga algo mejor”, agregó.
La pasajera Cecilia Sleiman también dijo que ve con buenos ojos la decisión, al considerar que espera "que sea mejor", aunque mantiene cierto escepticismo porque "estamos cada vez peor y ya no se qué pensar porque se tiran la pelota unos a otros".
Además de la estatización, el ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo, anunció ayer controles más rigurosos para los conductores y dos nuevas disposiciones de funcionamiento: el guarda deberá acompañar al motorman en las últimas dos estaciones para asistirlo durante el ingreso a la cabecera, que debe realizarse a 5 kilómetros con detención total 20 metros antes del final del andén.
“Nosotros estábamos deseando que el Sarmiento pasara a manos del Estado, ocurrió antes de lo esperado y hoy estamos poniendo el hombre: apoyamos totalmente al gobierno en esta decisión”, aseguró a Télam Roberto Núñez, secretario de relaciones institucionales de la Unión Ferroviaria.
“Hoy no se va a notar ningún cambio porque la empresa, los equipos y los trabajadores somos todos los mismos. Esto va a llevar todo un proceso y la normalización se va a ver realmente el año que viene, con las 25 unidades eléctricas nuevas”, agregó.
Por otra parte, Núñez llevó tranquilidad a los trabajadores en el sentido de que no se verán afectados sus puestos y expresó su acuerdo con las nuevas disposiciones de control porque “todo lo que sea para brindar mayor seguridad al pasajero y al propio trabajador, lo vemos con buenos ojos”.
En tanto, el candidato a diputado nacional por el Frente para la Victoria y presidente de Nuevo Encuentro, Adrián Grana, consideró que la estatización de la línea Sarmiento "es un paso importantísimo para recuperar el sistema ferroviario".
“En manos del Estado el esfuerzo y los controles necesarios para recuperar más de 40 años de deterioro del sistema ferroviario serán sin dudas mucho más eficientes”, opinó.
“Para quienes siempre utilizamos el Sarmiento y padecimos su privatización y deterioro a lo largo de los años sin lugar a dudas, constituye un paso importantísimo porque posibilitará continuar recuperando el conjunto del sistema ferroviario y de transporte", dijo.
La situación del motorman Julio Benítez quedó aún más complicada luego de que los estudios de ADN ordenados por la Justicia determinaran que es suya la sangre que se encontró en el disco rígido y la gaveta en que estaba guardado el dispositivo.
Por Tomás Lukin
