sábado, 7 de abril de 2018

Paro de trenes en Francia: pérdidas millonarias y un gran desafío social para Macron desde que asumió el poder

El paro que inició ayer continúa y espera durar hasta mayo Fuente: Reuters
Luisa Corradini

PARIS.- En los trenes, los aviones, la recolección de basura, la energía e incluso las universidades, las huelgas que paralizan Francia desde ayer afectan a millones de usuarios, provocan pérdidas multimillonarias y ponen al gobierno de Emmanuel Macron frente a su primer gran desafío social desde que asumió el poder.


Millones de usuarios afectados por el paro Fuente: Reuters

Si bien el retorno del fin de semana de Pascuas fue relativamente tranquilo para los franceses, la huelga intermitente que comenzó ayer y debería durar hasta mayo decidida por los ferroviarios obtuvo una adhesión masiva de empleados del sector, que rechazan la decisión del gobierno de cambiar el estatus de esa profesión.

Los resultados fueron un país casi paralizado, con mareas humanas esperando inútilmente en andenes o bloqueados en gigantescos embotellamientos.

Un tren de alta velocidad (TGV) de cada ocho; uno de cada cinco en el caso de los trenes regionales y, con frecuencia ninguno en otros sectores, lanzaron a millones de usuarios a buscar formas alternativas para llegar a destino. Si bien los metros no pertenecen a la misma empresa, la SNCF, toda la red se vio afectada por las medidas de huelga provocando sobrecargas y atrasos de los servicios.

Carteles con las leyenda Fuente: AFP

Hoy, segundo día de esa huelga intermitente, que se realizará dos días seguidos por semana y tres trabajados, la situación no era diferente. A las ocho de la mañana la región parisina registró más de 400 kilómetros de embotellamientos, "una situación excepcional", según los especialistas de la circulación.

Policías antidisturbios franceses de CRS se enfrentan con los trabajadores de la compañía ferroviaria estatal francesa SNCF durante una manifestación en París como parte de la huelga nacional Fuente: Reuters

Según los responsables de las SNCF, la tasa de participación a la huelga fue particularmente elevado durante estos dos días, llegando en algunas regiones del país al 50%. Un movimiento social particularmente oneroso para la economía de esa empresa estatal, cuya deuda actual asciende a unos 40.000 millones de euros.

La participación en la huelga es alta, llegando en algunas regiones del país a 50 por ciento Fuente: Reuters

Su director, Guillaume Peppy, evocó hace una semana un costo de 20 millones de euros por día de huelga. Según diferentes proyecciones, los 36 días previstos de paro intermitente hasta mayo, representarían entre 370 y 720 millones de euros de pérdidas para la empresa.

Policías antidisturbios franceses de CRS se enfrentan con los trabajadores de la compañía ferroviaria estatal francesa SNCF durante una manifestación en París como parte de la huelga nacional Fuente: Reuters

Por el momento y a pesar de los trastornos, los franceses manifiestan un relativo apoyo a la protesta. La gente critica a Emmanuel Macron su forma brutal de avanzar hacia las reformas y, sobre todo, su decisión de imponerlas mediante ordenanzas y no haciéndolas votar en el Parlamento.

Un manifestante usa una máscara que representa al presidente francés Emmanuel Macron durante una manifestación de los trabajadores de la compañía ferroviaria estatal francesa SNCF en París Fuente: Reuters


Hay que ver, sin embargo, qué sucederá cuando la situación perdure. Esa es, precisamente, la apuesta del gobierno: Macron piensa que el hartazgo de la opinión pública obligará a los sindicatos ferroviarios a suavizar su posición.

Los 36 días previstos de paro producirían entre 370 y 720 millones de euros de pérdidas para la empresa Fuente: Reuters

Los ferroviarios rechazan el proyecto del gobierno de cambiar el estatus del sector, que asegura a sus empleados medidas excepcionales: trabajo vitalicio, jubilación a los 52 años y otra cantidad de beneficios que nadie tiene en Francia. Los ferroviarios justifican esos beneficios, afirmando que las condiciones de trabajo los obligan incluso a renunciar a una vida familiar normal. Lo que más parece asustarles -sin que lo digan- es la apertura a la competencia internacional de un sector que opera en condiciones de monopolio desde su creación en 1937.


Vista de la estación Gare de Lyon totalmente paralizada Fuente: AFP

El gobierno mantiene su intención de aplicar la reforma y argumenta que solo cambiará el estatus de los ferroviarios que se incorporen a la empresa "a partir de la reforma".

"Esta reforma no tiene el objetivo de privatizar la SNCF, no tiene la intención de cerrar las pequeñas líneas, no pretende cambiar el estatus de los actuales ferroviarios, pero tiene la intención de salir del statu quo, que se ha vuelto imposible de mantener", declaró ayer el primer ministro francés, Edouard Philippe en la Cámara de Diputados.

Millones de usuarios tuvieron que buscar medios alternativos para llegar a su destino Fuente: AFP

Pero en Francia, la huelga de un sector nunca llega sola. Al movimiento social de los ferrocarriles se sumó el paro de Air France, que comenzó el 22 de febrero. Ayer hubo escasos aviones, el 7 de abril será igual. Once sindicatos reclaman un aumento de salarios del 6%.

Los estudiantes universitarios también han salido a la calle para protestar contra la anunciada reforma de ese sector. En el país de la igualdad, los estudiantes acusan al gobierno de querer instaurar un sistema de selección. Según la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF), unos "quince establecimientos ya están en huelga".

La semana que viene también deberían sumarse los estudiantes secundarios, que rechazan modificaciones anunciadas en ese sector. Los alumnos bloquearán unos 50 establecimientos en todo el país.

Por fin, la federación nacional de recolectores de deshechos comenzó ayer una huelga ilimitada. Los empleados exigen que su trabajo sea declarado "particularmente penoso" y se reduzca el tiempo de labor.

Los ciudadanos franceses manifiestan un relativo apoyo a la protesta Fuente: AFP



Fotos: AFP Y REUTERS

Edición fotográfica: Fernanda Corbani La Nacion

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